miércoles, 17 de enero de 2018

Los Refranes

Sancho Panza, el gordo y fiel escudero de Don Quijote, era - como saben ustedes - un hombre rústico que acompañó a su amo en la cien locas aventuras que éste, guiado por su noble espíritu de justicia, emprendió por los caminos de España, perdida ya la razón las absurdas leyendas heroicas de fabulosos caballeros, que sin descanso había leído de día y de noche.

Sancho, ciertamente, era un ignorante, tanto que no sabía leer ni menos escribir; pero en cambio, la vida le había enseñado mucha experiencia, que él en todo momento ocasional, dábala a conocer mediante dichos y refranes que sabía por miles. En vano don Quijote le llamó la atención más de una vez por esta manía suya de traerlos a cada instante a flor de labios y expresarlos; pero el buen Sancho, cierto de que ellos eran la expresión de su sabiduría popular, manifestada en forma breve y concisa, no dejaba de decirlos.

Nosotros mismos, en nuestra vida diaria, los pronunciamos, cuando vienen al caso. Así, decimos a un niño a quien se le hace un regalo que, en vez de agradecer, protesta porque éste no fue de mejor calidad; "A caballo regalado, no le mires los dientes"; a una niña que, acostumbrada a levantarse tarde, se queja que no le va bien en sus estudios, podemos decirle: "A quien madruga, Dios le ayuda".

He aquí algunos refranes o proverbios populares, que ojalá puedas, amigo o amiga mía, saber interpretar su intención, como así también la de otros que recuerdes y agregues a esta pequeña lista:

Obras son amores, que no buenas razones.

Quien mucho abarca, poco aprieta.

Del dicho al hecho hay mucho trecho.

A palabras necias, oídos sordos.

Dime con quien andas y te diré quién eres.

Quien mal anda, mal acaba.

Quien mucho habla, mucho yerra.

Por el hilo se saca el ovillo.

La cabra siempre tira al monte.

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