viernes, 14 de diciembre de 2012

Algunos de nuestros auxiliares

Ocurre a menudo que no sabemos apreciar a algunos de nuestros mejores amigos en el reino animal. Sabemos tan poco acerca de ellos que nos los figuramos por completo inútiles y faltos de interés. Pero no es así. Las ranas y, especialmente los sapos, son objeto de repugnancia de repugnancia general, y sin embargo sus vidas nos son de gran utilidad y tienen cosas interesantes.
El sapo y la rana se parecen un tanto; uno y otra nacen de huevos puestos en el agua; ambos comienzan la vida siendo renacuajos nadadores.
Los sapos en el estado de renacuajos tiene el cuerpo lleno de pintitas parecidas a polvo dorado, y la rana, en el mismo estado, es completamente obscura.
El renacuajo pasa las primeras semanas de su vida en una zanja o en un pantano. Allí se alimenta de hierbas acuáticas y hojas secas. Mas tarde, su alimento consiste en insectos y gusanillos que abundan en las aguas estancadas.
Mientras están ele agua, los sapitos se parecen mucho a los peces, pues tiene la cabeza grande y la cola corta. Respiran por medio de dos branquias semejantes a plumas, que se llaman agallas, y que están a ambos lados de la cabeza.
Los sapos se transforman completamente antes de abandonar su elemento líquido para vivir en la tierra. Mientras viven en el agua no tienen patas, pero cuando crecen lo suficiente, les salen cuatro de éstas.Pierden las agallas y entonces respiran por la garganta. Puede decirse que después de esta transformación, el paso comienza una nueva vida.
En la primavera, los sapos regresan a las orillas de los ríos, o a los pantanos. Ocurre que a la hembra no se le olvida que ha de poner sus huevos en el agua, no obstante preferir ella vivir en la tierra.
Las ranas deben vivir cerca del agua, pues se morirían si no mantuviesen su piel húmeda y fría. Pero no obstante, no pueden vivir mucho tiempo en el líquido, y por esto frecuentemente se ven ranas ahogadas. Los muchachos de buen corazón deben recordar esto, para que se apresuren a prestar auxilio a cualquier pobre rana que se encuentren a orillas de los pantanos donde nadan, imposibilitadas de salir a tierra por lo empinado de aquellas.
Los sapos jóvenes sienten mucho calor, y durante el día se ocultan en lugares frescos. Un aguacero de verano les hace salir de sus escondites por docenas, así es que mucha gente ignorante cree,al verlos, que "ha llovido sapos".
El sapo macho lleva debajo de la piel gran número de saquitos llenos de líquidos, y esto le permite conservarse fresco y cómo do por mucho polvo que haya en el lugar donde vive. Cuando se le amenaza, se defiende expeliendo este líquido, el cual no hace daño si cae en las manos, pero que debe ser amargo y desagradable al paladar, dado que los perros y los gatos dan muestra de de disgusto cuando muerden un sapo. Después de haber tenido en las manos uno de estos animalitos, es preciso lavárselas muy bien pues el líquido causa una fuerte irritación en los ojos y hay que evitar que llegue a ellos.
Una de las cosas más curiosas en un sapo es su lengua. La tiene muy larga, con la punta retorcida hacia dentro. Con ella coge una mosca o un escarabajo, sacándola tan rápidamente que es casi imposible ver la acción.
Los sapos no solamente son inofensivos, sino que son muy buenos amigos nuestros. Si no se les molesta, viven por largo tiempo en un mismo lugar, y destruyen muchos insectos y bichos que son perjudiciales a las plantas en los jardines y huertas.
Los sapos se comen las moscas domésticas que tanto nos fastidian. Se ha visto a un sapo coger ochenta y seis moscas en menos de diez minutos.
Algunas personas ha tenido sapos como animales domésticos y se ha visto que éstos no carecen de inteligencia. Un sapo que vivía en una huerta acostumbrada a ir todos los días a la hora de comer, en busca de su ración. Ocurrió que un día se cambió la hora de la comida y cuando llegó el sapo ya no quedaba nada que darle. Pero el animal hizo el propósito de no perder su comida por segunda vez, y al día siguiente se presentó en la casa a la nueva hora de comer, siendo de admirar su puntualidad en lo sucesivo. Nadie pudo averiguar cómo aquel animal supo que la hora de la comida se había variado.
Los sapos son frecuentemente víctimas de impremeditada crueldad. Son animales que no pueden hacer daño a nadie, y son casi indefensos, pues ni aun pueden correr de algún modo. La diversión que se encuentra en mortificar a un sapo es poco más o manos igual a la que se encontraría golpeando a un niño o a un inválido. Solamente un cobarde encontraría placer en hacer esto