domingo, 16 de septiembre de 2012

Los Copihues

Ignacio Verdugo

Soy una chispa de fuego
que del bosque en los abrojos,
abro mis pétalos rojos
en el nocturno sosiego.
Soy la flor que me despliego
junto a las ricas indianas,
la que, al surgir las mañanas
en mis noches soñolientas,
guardo en mis hojas sangrientas
las lágrimas araucanas.

Nací en las tardes serenas
de un rayo de sol ardiente,
que amó la sombra doliente
de las montañas chilenas.

Yo ensangrenté las cadenas
que el indio despedazó;
la que de llanto cubrió
la nieve cordillerana
¡Yo soy la sangre araucana
que de dolor nació!

Hoy que el fuego y la ambición
arrasan rucas y ranchos,
cuelga mi flor de sus ganchos,
como roja maldición,
y con profunda aflicción
voy a ocultar mi pesar
a la selva secular
donde los pumas rugieran,
donde mis indios me esperan
para ayudarme a llorar.

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