miércoles, 19 de septiembre de 2012

La salida de Rancagua

Narrada por el soldado FELIPE SOTO

"Cuando vídemos la cosa perdida, mi general O'Higgins gritó:¡Los dragones a caballo! ¡Que monten todos los que puedan! ¡Hay que abrirse paso a punta de sable!... Mi amito estaba cerca del general y yo al ladito. Montamos y con el general Freire y el ayudante Urrutia nos pusimos junto a don Bernardo... Echamos la mulería adelante para asustar a los enemigos y cubrirnos un poco...

¡A la carga muchachos y viva la Patria!, gritó el general O'Higgins y partimos "rajados" como los mismos diablos, repartiendo mandobles a los cuatro vientos.

Al saltar la trinchera de San Francisco, le llegó la hora a mi amito; una descarga le voltió el bayo que montaba. Mi amito cayó al suelo pero se levantó al tiro y comenzó a sablear como un condenado, no estaba herido y parecía un león furioso. Yo lo vide y quise "apiarme" para ayudarlo o morir con él; pero el general O'Higgins me gritó: "¡Siga, soldado... hay que pasar y salir a la cañada... y nada más!"

No pude desobedecer la orden y seguí, con la cabeza vuelta p'atrás y pude ver como cincuenta bayonetas que acribillaban a mi pobre amito... y no vide más, porque una polvareda de tierra y humo y un llanto grande me borraron la visión de los ojos...

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