miércoles, 5 de octubre de 2011

Cosas de negros

Allá, en un oculto y atrasado país de Nigeria, lleno de rocas de origen volcánico y  de vastísimos y antiguos cráteres, hay una laguna de agua limpia a la que los habitantes atribuyen un poder sobrenatural.

Aquellos buenos negros, que viven en un gran aislamiento desde hace más de medio siglo, conservan las prácticas y superticiones del fetichismo y creen que aquella laguna tiene acceso a un mundo subterráneo en donde habitan los viejos dioses protectores de la raza negra.

Ellos encuentran la prueba en un fenómeno que les impresiona extraordinariamente, en su ignorancia de primitivos. En tiempo normal la superficie de la pequeña laguna, protegida por grandes rocas, es tan inmóvil, que semeja un espejo; pero a intervalos regulares el agua borbotea y despide un vapor amarillento. Es evidente que en el fondo de la laguna debe haber una gran cantidad de lava, cuyos gases sulfurosos se infiltran, puesto que un terreno de origen volcánico contiene siempre grandes capas de azufre.

Estos argumentos, sin embargo, no bastan para convencer a los pobre negros, que siguen creyendo que el "Niño" -nombre que ellos dan a la laguna- es la vivienda de los más poderosos y extraordinarios genios.

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